Villa Ortúzar, 25 de junio de 2002. El crudo frío es apenas entibiado por un tímido sol matinal. Estoy en "la viña del pintor", como llama a su casa el artista plástico Pedro Gaeta, nacido en Parque Chas.

"Baudelaire decía la patria es la infancia". Con esta cita llena de nostalgia comencé mi charla con "Cholo", como lo apodaban de chico en el barrio. "Es así. El barrio, el lugar donde uno nació o pasó gran parte de su infancia, es como el vientre materno y con el tiempo se transforma en un sentimiento". Pedro Gaeta nació en 1930 en Andonaegui 1616, frente al pasaje Varsovia. "Mis viejos fueron a vivir a Parque Chas en el mismo año en que yo nací. Allí compraron un terreno que ya tenía construída una pieza y algo de la cocina y el baño".

La muerte de Carlos Gardel, en 1935, es el punto de partida de sus recuerdos de infancia: "Un chico del barrio llamado Salomón, el hijo del sastre, pasó subido a su monopatín gritando "¡se murió Gardel!, ¡se murió Gardel!". Entré a mi casa y le pregunté a mi madre quién era Gardel. Ella me respondió que se trataba de un hombre que había tenido mucho éxito y de paso me explicó que en la vida siempre había que tener una meta, ir logrando cosas de a poco y no todo de golpe. Esa explicación, con mis escasos cinco años, me marcó para siempre".

Su etapa escolar comienza en "la Petronila", LA ESCUELA de Parque Chas cuyo nombre completo es Petronila Rodríguez y que está ubicada en Andonaegui al 1500. Luego pasó al "Morris" de donde lo echaron "porque era muy travieso" -dice-. "Al Morris fui por las pibas lindas. Desde chico ya tenía esa vocación por las mujeres". Luego pasó al colegio "Ballivián", en Ballivian entre Donato Álvarez y Urdininea, donde "iban todos los reos del barrio". Cuenta que los dias de lluvia las madres no llevaban a sus hijos a la escuela o los mandaban a buscar porque la zona se inundaba mucho y una vez la correntada del desaguë se tragó a dos chicos, que murieron ahogados.

Como en un biógrafo, Gaeta comienza con la proyección de sus mejores recuerdos del barrio:

- Las calles eran de barro y desde mi casa, en Andonaegui entre Gándara y Giribone, de noche se veían las luces de los tranvías que pasaban por la Avenida Triunvirato. En ese entonces ir hasta Triunvirato y La Pampa los días domingo era el paseo obligado de las familias. ¡Villa Urquiza era el centro!. Por Triunvirato, yendo hacia Monroe, se caminaba por la vereda izquierda. De ese lado estaba la mayoría de los comercios y por lo tanto era la vereda más iluminada, ¡era un mundo de gente!.
- Gran parte del paisaje de Parque Chas estaba dominado por yuyos altos y cardos, que si no tenías cuidado al caminar te pinchabas todo.
- En Ballivián, por donde pasaba un arroyo, existían unos puentes metálicos para cruzar la calle.
- Los remates de lotes a cargo del martillero Grosso eran una fiesta. Íbamos con mis amigos a ganarnos unos pesitos cuidando los autos de la gente que iba a comprar terrenos. También nos ganábamos unas moneditas que nos daban los curas por hacer de monaguillos en la Parroquia San Alfonso -antes Capilla de San Ignacio y antiguo retiro Cardenal Copello, donde todos los curas de Buenos Aires realizaban los retiros espirituales-. Había misa desde las seis de la mañana y yo a veces atendía dos o tres misas al mismo tiempo. Además nos comíamos las hostias y nos tomábamos el vino.

También su memoria recorre los hornos de ladrillo de Parque Chas: "Yo me hacía la idea del infierno. Había grandes montañas de tierra y con mis amigos les hacíamos una canaleta tirando agua desde la cima. Llevábamos un guardabarro de un auto viejo o abandonado, lo dábamos vuelta y nos tirábamos. Había que tener cuidado con la zorra que pasaba por abajo y que llevaba la carga de ladrillos que iban a parar al horno. Por eso siempre se quedaba alguno de nosotros abajo para avisar: ¡largáte que no viene la zorra!"

Del 17 de octubre del '45 (Gaeta tenía entonces 15 años), recuerda que estaba con su barra de amigos sentado frente a la Petronila y vino corriendo un vecino del barrio gritando: -¡Che, en la Plaza de Mayo hay un tal Coronel Perón y está todo lleno de gente!".

A esta altura de la charla, la "viña del pintor" estaba inundada por la calidez de un relato que me entusiasmaba al punto de hacerme olvidar del crudo invierno. De repente, apareció una historia que me conmovió: "En aquel entonces existía en casi todas las casas la "tercera pieza", que era la que se alquilaba. Se ponía un cartelito con un clavo en la puerta de calle con la leyenda "se alquila". Entonces si pasaba algún interesado preguntaba "¿Por cuánto la pieza?". Se le respondía que el alquiler costaba 30 pesos compartiendo la cocina y el baño. Si aceptaba, se llegaba a un acuerdo y al otro día se mudaba. En una oportunidad llegó una pareja y pasados unos días, mis padres notaban que por la noche había movimientos extraños, gente que entraba y salía. En esa época la gente se acostaba temprano ya que había que madrugar, no existía la televisión... En todas las casas se escuchaba la radio y en la mía a Julio De Caro. Un día mi viejo le dice al inquilino "¡oiga usted!, ¡qué se cree!. ¡Ésta es una casa de familia!", ya que sospechaba que el tipo hacía laburar a su mujer, o sea que utilizaba la pieza como quilombo. El tipo en lugar de achicarse le contestó: "mirá, Tanito, ¡no me jodas que te voy a cruzar entre las rejas!". Mi viejo se atemorizó y yo estaba ahí (era muy chico), presenciando todo. La historia siguió hasta que un día mi vieja encaró al supuesto cafishio: "¡mañana mismo lo quiero afuera de la casa, si no hago la denuncia policial! Y el tipo sorpresivamente le contestó que se quedara tranquila. A la mañana siguiente, cuando nos levantamos, la tercera pieza estaba completamente vacía. A los tres días cae el autito de la policía a casa, y el agente nos cuenta que quien había estado viviendo con nosotros era nada más ni nada menos que el Pibe Cabeza, un famoso bandido de la época que paraba en un bar de Triunvirato y Pampa y yo siempre supuse que se fue de casa porque mi vieja lo amenazó con avisar a la policía".

Para hablar de su vida como artista plástico digamos que Pedro Gaeta realizó sus primeros estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano. A fines de los '50 participó del grupo de jóvenes poetas y pintores surrealistas y comenzó a exponer con el grupo Arte Nuevo. Fue cofundador de la agrupación ANFA (Arte No Figurativo Nueva Figuración). Con su íntimo amigo Luis Luchi, el poeta de Parque Chas, formaron parte del grupo "Gente de Buenos Aires", cuyo desafío era llevar el arte a los barrios. El objetivo era abrir el diálogo entre los artistas y el público, una propuesta integradora y participativa. También integraban el grupo el músico Eduardo Rovira y el escritor Roberto Santoro, desaparecido en 1977. Ejerció la presidencia de la SAAP (Sociedad Argentina de Artistas Plásticos) en dos períodos consecutivos: 1973-1975 y 1975-1977. En 1977 viajó con proyectos de estudio y trabajo a países del este y oeste europeo. Se radicó en España y luego decidió instalarse en París, donde vivió hasta 1981, año en que decidió volver a la Argentina.

Gaeta me cuenta algunas anécdotas de la relación de Luis Luchi con Parque Chas: "Luchi y su esposa, Irene Lavalle, tuvieron que exiliarse en Barcelona en 1975 o 76, no puedo precisarlo. Cuando pudo volver a la Argentina, adonde, entre paréntesis, venía de visita porque su idea de regresar definitivamente quedó incumplida, siempre bromeaba con "voy a Parque Chas y de paso me doy una vuelta por Buenos Aires". Y sigue Gaeta: "Luchi estaba tan ligado al barrio que a todo el mundo decía que el dedo de la estatua de Cristóbal Colón erigida en el puerto de Barcelona no señalaba América sino Parque Chas"

En 1981 Pedro Gaeta regresó a la Argentina para realizar una exposición en la que logró vender toda la obra: "Este hecho me sorprendió y sentí cómo me atrapaba esta ciudad", dice el pintor. Y atrapado por Buenos Aires decidió quedarse aquí. En 1989 junto con el grupo de muralistas del Taller de Artes Plásticas Expresión pintaron el mural en el Club Social y Deportivo El Trébol (Gándara y Bauness). Una posible radicación en París lo motivó a emprender esta tarea: "Si me iba quería dejar un testimonio, fue como sellar la Aldea", afirma con mucho sentimiento.

Se fue del barrio por primera vez en 1956, año en que se casó. Sus padres fallecieron en Parque Chas: primero su padre, Mateo Gaeta, en 1955, en la casa de Andonaegui 1616, luego su madre, en 1980, en un departamento ubicado en "la puerta" de Parque Chas: Cádiz y Avda. De Los Incas.

La empresa Subterráneos de Buenos Aires va a exhibir la historia de Villa Ortúzar en la futura estación Tronador de la extensión de la línea "B" y también la estación será decorada con obras realizadas en vitraux. Una de la obras pertenece a Pedro Gaeta, quien casi al final de nuestra charla afirma: "Parque Chas tiene una fuerte identidad caracterizada por la mitología urbana de su trazado laberíntico. Luchi hablaba de la República Independiente de Parque Chas y había creado toda una historia en torno a eso mientras estaba en el exilio".

Es evidente que una enorme distancia separa el Parque Chas de su infancia del actual. Entonces le pregunto qué cosas añora del barrio:
- Añoro esa comunión que existía entre los vecinos. ¡Éramos una gran familia!. No existían las llaves en la puerta de calle y mucho menos rejas como la que se ven hoy, con los frentes de las casas como si fueran celdas.

Después de compartir un café como viejos amigos, nos despedimos cordialmente.

Fernando Belvedere
para parquechasweb

Charla con Pedro Gaeta.
Artísta Plástico nacido en Parque Chas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Retrato de Luis Luchi
Monocopia (1968)

 

 

 

 

 

Pedro Gaeta con su amigo y hermano Luis Luchi, el poeta de Parque Chas

 

 

Mural realizado en el Club El Trébol (1989)
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