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Buenos Aires, Argentina /
Fecha de Publicación:28/01/11 Redacción ParqueChasWeb

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SE ACERCA LA FIESTA DEL REY MOMO

“El retorno de los feriados de nuestro carnaval, es parte de una acción popular como reacción a muchos años de ocultamiento y represión”

En el mes de febrero y marzo Buenos Aires se viste de fiesta para disfrutar del Carnaval. En diferentes avenidas de la ciudad se puede asistir a los corsos. ParqueChasweb entrevistó al músico Ariel Prat y a Jorge Mercado, integrante de la murga “Los Endiablados de Villa Ortúzar”, para hablar sobre la importancia de haber recuperado el feriado nacional de Carnaval, eliminado del calendario por la última dictadura militar.


Por Fernando Belvedere


Como todos los años, durante el mes de febrero se llevarán a cabo los festejos del carnaval que se celebrarán con 40 corsos callejeros distribuidos en distintos barrios de la ciudad y con la actuación de más de 100 murgas porteñas.
Los corsos durarán desde las 19 y hasta las 2 en los barrios del Abasto, Almagro, Balvanera, Boedo, Caballito, Coghlan, Colegiales, Costanera Sur, Montecastro, Monserrat, Liniers, Lugano, Mataderos.

También habrá en Belgrano, Núñez, Bajo Núñez, Parque Avellanera, Parque Chacabuco, Parque Patricios, Paternal, Pompeya, Saavedra, San Telmo, Villa Soldati, Villa Crespo, Villa Ortuzar, Villa Pueyrredón, Villa Urquiza y Versalles.

Este año las fechas oficiales de Carnaval 2011 son: sábado 5, domingo 6, lunes 7 y martes 8 de marzo.

A través de los decretos 1584 y 1585/2010 correspondiente a los feriados nacionales 2011, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, restituyó el lunes y martes de carnaval al calendario oficial:"Esta reivindicación es un fenómeno cultural profundo, no sólo urbano, sino de fuertes connotaciones en la cultura de todo el país", señaló la mandataria, tras la firma del decreto, en el Salón de las Mujeres Argentinas, en Casa de Gobierno, rodeada por centenares de murguistas a puro redoblante, baile y agitar de banderolas.



Foto: Facebook "El Juglar Negro"


Al respecto, ParqueChasweb quiso tener la palabra de uno de los luchadores para que esta reparación histórica, hoy sea una realidad. Nos referimos al músico, poeta y murguero Ariel Prat, que, instalado nuevamente en nuestro país, está presentando por estos días su último trabajo “Milagros al revés”: “Yo he acompañado y fogoneado la restitución del feriado de Carnaval como artista popular, pero sobre todo como vecino y murguero. Yo creo que el retorno de los feriados de nuestro carnaval, es parte de una acción popular como reacción a muchos años de ocultamiento y represión aún en democracia, en la cual intervienen no solo los actores protagonistas como decir los murgueros o los militantes de la cultura, sino los propios ciudadanos en general, que aún teniendo entre ellos una alta cantidad de reaccionarios a las leyes de patrimonio popular como es en este caso, pudieron lograr que la presidenta tome cartas y disponga de su legítima herramienta legal”, expresó Ariel Prat a ParqueChasweb.

Consultado sobre las declaraciones de la presidenta respecto de la connotación cultural de esta medida, Prat respondió que “La batalla sigue, por supuesto, hay que llevar a la calle la alegría y el arte dignificando con lo mejor que se pueda y exigiendo al estado la protección y sobre todo el estímulo para que la fiesta popular se viva intensa y cualitativamente. No hay una cosa sin la otra. Nosotros los artistas, los murgueros y todos los que brindamos desde un escenario lo que sabemos, debemos acompañar y seducir sin entrar en grandilocuencias pero si con equilibrio. Sabemos que nuestra gran fiesta popular siempre sufrió desde sus inicios aún antes de ser una nación los vaivenes de una sociedad pacata y negadora, con el correr de los años y la llegada de fiestas obligadas por exceso de producción como Hallowen desde el extranjero hacen aún que el desafío sea más grande.

Ariel Prat, distinguido en 2007 por su aporte al Patrimonio de la Ciudad y en 2008 como personalidad destacada de la Ciudad de Buenos Aires entre otras, nació en Buenos Aires. Músico, poeta y murguero; formó parte de grupos de artistas alternativos en los fines de la dictadura militar y desde esos años se fue transformando en un referente de la nueva canción porteña.

Impulsor activo de la ordenanza municipal que declaró en el año 1997 a Murgas y Agrupaciones de Carnaval de "Patrimonio Cultural" en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ha ido llevando con su estilo particular y adelantado, a esta expresión de la cultura callejera en la escena no solo argentina, sino por España y Francia. Tal particular estilo, lo ha bautizado como “Tango Milonga de corte Murguero”.
Ha colaborado en trabajos discográficos de artistas populares como León Gieco, La Chilinga, La Chicana, Juan Carlos Cáceres (el otro gran impulsor de los toques negros en la música argentina) y con la banda de rock más popular de su país: Bersuit Vergarabat.



Foto gentileza Jorge Mercado


ParqueChasweb
, entrevistó también a Jorge Mercado, integrante hasta el año pasado de la murga “Los Endiablados de Villa Ortúzar” y activo militante barrial desde la agrupación “Vecinos por el 25 de Mayo”.

“La noticia de la restitución de los feriados nacionales de Carnaval tan esperada fue recibida con alegría y entusiasmo por los murgueros. ¿Qué puede cambiar a partir de esta restitución? No lo podemos saber todavía, lo importante es la oficialización de un reconocimiento que ya se habia dado de hecho a nivel popular, del fenómeno murguero en particular y del carnaval en general. La murga es un hecho social, artístico y cultural que tiende a la inclusión social”, destacó Mercado a nuestro medio.

Asimismo agregó “que la murga viene recuperando su lugar, en forma creciente, desde el retorno a la democracia, pero debemos tener en cuenta que el Carnaval no es sólo Murga. Ahora hay que recuperar para el Carnaval y los corsos el sentido festivo, participativo y popular que supo tener en otros tiempos, sin que esto signifique creer que “todo tiempo pasado fue mejor” y que haya que volver a viejas formas. Pero sí que hay que emprender una búsqueda, para lo cual podemos dar una mirada retrospectiva y rescatar el espíritu que animaba a aquellos festejos.”

Jorge Mercado nos relata que desde chico fue fanático de las murgas y no se quería perder ni un día de corso, salvo la noche que iba a verlas al Cine Teatro 25 de Mayo: “Por supuesto, a ambos lugares iba disfrazado. Cada año un disfraz distinto. Durante el día estaba con el oído atento y si escuchaba un bombo salía corriendo para encontrar donde estaba tocando la murga.”

Cuenta además, que llegó a formar parte de una murga de manera indirecta. “A mi hija, desde chiquita, le contaba de las murgas que yo veía cuando era chico. Un día vio una murga y enloqueció: “¡Yo quiero formar parte de una murga!” me dijo. Un amigo, sabiendo esto, me dio una revista de “Los Endiablados” que trajo del video club, donde figuraba el lugar y día de ensayo. Así que el domingo siguiente fuimos a presenciar el ensayo a la plaza 25 de Agosto, en Villa Ortúzar. Mi hija, que tenía 12 años, le dijo al Director que quería formar parte de la murga y ahí nomás se unió al grupo que estaba en pleno ensayo. Esto fue en noviembre de 1999. Ese carnaval (febrero de 2000) como mi hija era chica la acompañé en las salidas de la murga y colaboré llevando el muñeco que representa al diablo. A partir de ese momento quedé integrado al grupo. Ahora me estoy retirando, al menos por un tiempo, salvo algunas actuaciones salteadas. Así que este carnaval pienso vivirlo como espectador.”

Como reflexión final, Jorge Mercado pide evitar que, tanto la murga como el carnaval, se conviertan en un hecho comercial o turístico. "No podemos dejar que se pierda su espíritu popular y participativo. Tenemos que estar atentos, ya que los funcionarios de la ciudad no muestran interés por las distintas manifestaciones de la Cultura."


Grageas de Carnaval

Por Jorge Mercado


- En los viejos Carnavales los corsos tenían varias cuadras de extensión. Estaban adornados con lamparitas y grandes máscaras, ubicadas estas últimas en árboles y columnas de alumbrado. Había palcos para quienes querían observar desde una ubicación privilegiada. Parlantes estratégicamente distribuídos a lo largo de todo el recorrido permitían seguir lo que ocurría en el escenario aunque estuviésemos alejados del mismo.

- Muchas personas se disfrazaban, especialmente los chicos. Se jugaba con papel picado, con pomos con agua perfumada y entre las carrozas que circulaban (por una mano se iba y por otra se volvía) se arrojaban serpentinas que terminaban entrelazándose. Cuando yo era chico, ya se iba perdiendo la costumbre de las carrozas.

- Otro fenómeno de la época: Por las tardes, las murgas de arpillera (formadas por chicos) recorrían las calles y paraban a cantar en los bares, entre las mesas de la vereda.

- En el escenario, el animador anunciaba los distintos números que se iban sucediendo: cómicos, malabaristas, cantantes, imitadores, comparsas y murgas. Por supuesto, lo más esperado eran las murgas.
Pero no solo se armaban los corsos, también había espectáculos de Carnaval en los cines de barrio, por cuyos escenarios pasaban prácticamente los mismos números artísticos que en el corso, incluídas las murgas, con la diferencia que aquí el espectador estaba cómodamente sentado y pagaba entrada.

- Los animadores que presentaban estos espectáculos eran conocidos porque provenían de los programas de radio (en esos tiempos no había TV), como Juan Carlos Mareco y (creo recordar) Antonio Carrizo.

- Entre los artistas que pasaban por los escenarios carnavaleros podemos citar al dúo Buono- Striano, Los 5 Grandes del Buen Humor, Tato Cifuentes (Tatín) y muchos etcéteras.

- No olvidemos que, además, los clubes organizaban los “8 GRANDES 8 BAILES DE CARNAVAL”, donde se bailaba al compás de las orquestas. Algunos memoriosos cuentan que también había clubes que organizaban espectáculos con murgas.

- Pero no todo eran rosas. Antes que dieran las 12 de la noche había que escapar del corso pues a esa hora se apagaban las lamparitas y comenzaba el juego con agua, a baldazo limpio, y muchas veces terminaba a las trompadas.

- Un edicto decía que los mayores de 12 años que quisieran disfrazarse debían sacar permiso en la comisaría. Por eso se podía ver, entre la multitud, al oso carolina paseándose con un cartel en el pecho con la leyenda: “PERMISO Nº …….”

- También recordemos que hay muchos carnavales, cada uno con sus características propias, según la idiosincracia de cada lugar.

- Recordemos, además, que nuestra Murga Porteña es distinta a la uruguaya. La uruguaya mantiene la tradición de la murga de Cádiz, mientras que la nuestra ha ido integrando elementos de la negritud candombera con los aportes europeos. Podemos decir que el Candombe, la Murga Porteña y el Tango tienen mucho en común.

- La importancia de la murga porteña trasciende nuestras fronteras. Un italiano, Salvatore Rossano, licenciado en Musicología, estudioso del carnaval bonaerense, afirma que el bombo con platillo es característico exclusivamente de nuestra murga y en un trabajo de tesis que realizó lo propone como instrumento folclórico de Buenos Aires. Esta persona llegó a formar, en Italia, una murga, tomando la nuestra como modelo.

- El modelo de Murga Porteña también fue tomado por los belgas. En Bélgica, el movimiento que generó a las murgas la toma como un método de trabajo socio- cultural aplicado a su propia realidad, ante la gran diversidad cultural que se observa en la ciudad de Amberes. En la actualidad, en aquel país hay 20 murgas con unos mil murgueros, en distintas ciudades.







 


 








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