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Buenos Aires, Argentina /
Fecha de Publicación:10/04/10 Fuente:Periódico El Barrio

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UN NATURALISTA DE SAAVEDRA CUESTIONA EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE PORTEÑO

“Si no hay gasas en los hospitales, qué les queda a los pobres árboles”

Ante la virulencia de las tormentas del último verano, muchos ejemplares cayeron a la vereda provocando destrozos. Hugo Campos, licenciado en Gestión Ambiental, reflexiona acerca del desinterés del Gobierno de la Ciudad por el mantenimiento de sus espacios verdes. Entre otras causas, lo atribuye a razones de índole cultural.

Por Javier Perpignan
jperpignan@periodicoelbarrio.com.ar

Ha terminado el verano y la vedette estival de este año fue, sin dudas, el clima. Intensos temporales de lluvia y viento provocaron todo tipo de trastornos a los porteños. Inundaciones, cortes de luz y caída de árboles estuvieron a la orden del día con sus múltiples complicaciones. Sabemos las razones de las inundaciones y los cortes de luz, ¿pero por qué caen los árboles ante una tormenta?

El licenciado en Gestión Ambiental y vecino de Saavedra, Hugo Campos, es un apasionado estudioso del medio ambiente. Integrante de varias organizaciones vecinales y ecológicas, dedica varias horas del día a observar la naturaleza en plena ciudad. Para Campos, el motivo de la caída de los árboles es simple: falta de control fitosanitario. “Los árboles tienen un sistema radicular que lo afianza al suelo y las ramas que le permiten balancearse cuando hay mucho viento -comenta el ambientalista-. El problema comienza cuando las raíces levantan las baldosas de la calle. ¿Qué se hace? Se las corta para que queden circunscriptas al cantero. Pero al cortarle el sistema radicular superior las raíces más profundas no llegan a hacer equilibrio hacia los costados. Cuando soplan vientos fuertes no hay suficiente sustento y todo se confabula para que el árbol caiga”.

-¿Qué otro factor conlleva la caída de los árboles?

-Las construcciones desmesuradas. Esta gran cantidad de edificios donde antes no los había produce túneles de viento. Si el árbol tiene los problemas que antes enumeré, no puede sostenerse y cae.

-¿Una ciudad como Buenos Aires debe tener árboles?

-El árbol en la vereda viene a compensar la falta de espacios verdes. La Organización Mundial de la Salud pide que haya un mínimo de 10 metros cuadrados de verde por habitante. En Buenos Aires, si sumamos el espacio de la reserva ecológica, llegamos a duras penas a los tres metros cuadrados. Por eso creo que deben plantarse árboles de poco porte. Sobre todo en las zonas densamente pobladas.

-¿Por qué podan tanto a los árboles?

-La poda de la que estás hablando tiene que ver más con el efecto Zaira Morales (N. de la R.: La nena de 6 años a la que se le cayó un pedazo de árbol en la cabeza cuando jugaba en una plaza de Almagro y sufrió hundimiento de cráneo) que con las tormentas. Los arquitectos de esa plaza hicieron un patio de juegos, pero no se fijaron que arriba había árboles. Partimos de la base de que construyen algo en un lugar que no se debe, seguramente el árbol estaría enfermo por falta atención. A partir de ahí el Gobierno de la Ciudad entró en psicosis y empezó a cortar todo. Hasta árboles muy chiquitos con ramas que no representan ningún peligro.

-¿Por qué hay desinterés por cuidar el arbolado urbano?

-Diría que es una mezcla de factores. En primer lugar, nadie lo ve como una inversión a futuro, porque si extraés un árbol enfermo a tiempo te evitás que caiga sobre un auto, una propiedad o una persona. También hay un tema cultural: a la generación que hoy nos gobierna no se le inculcó el cuidado por el medio ambiente. Además pensemos que si no hay gasas en los hospitales, qué les queda a los pobres árboles.

-¿Cómo sería una ciudad sin verde?

-Te respondo con un ejemplo. Aquí en Saavedra tenemos la plazoleta de Ricardo Balbín, Crisólogo Larralde y Núñez, que tenía pasto. De repente el ex Ministro de Espacio Público decidió poner adoquines, que no son los históricos que levantaron de la vía pública sino que son comprados. A la noche, luego de estar todo el día a pleno rayo de sol, el adoquín elimina el calor lo que, de alguna manera, recalienta el ambiente. En cambio el pasto transpira para eliminar el calor, lo que provoca que refresque el entorno. ¿Qué quiero decir con esto? Esas plazoletas con pasto daban cierta sensación de fresco. Ahora, con adoquines, son un gran microondas.

La vida color de verde

Desde niño, Hugo Campos sintió una predilección especial por la naturaleza. Le gustaban los animales y era capaz de pasar horas mirando cómo las hormigas negras armaban su hormiguero, hasta que gracias a una vecina pudo armar uno en una pecera. “Cuando era estudiante pensaba qué acciones concretas podía hacer en favor de la naturaleza. Entonces empecé por lo básico, que son las plantas: el resto va a llegar solito -cuenta Campos-. Gracias al naturalista Ricardo Barbetti descubrí la importancia de las plantas nativas. Planté en el jardín de mi casa un ceibo y empezaron a llegar especies de aves que son difíciles de encontrar, salvo en la reserva ecológica. Hasta no hace mucho venía una especie llamada Mosqueta Estriada”.

Luego, cuando terminó la secundaria, su prima que vive en el sur del país descubrió la migración del Macá Tobiano desde la Cordillera hasta las rías de Río Gallego. “Cuando ella vino a Buenos Aires me inculcó las cuestiones ornitológicas -cuenta el ecologista, hincha de River y Platense-. Me regaló unos prismáticos y una guía de aves. Paralelamente recibí el título de Técnico Superior en Ecología. Después entré en la Escuela Naturalista ‘Aves Argentinas’, en donde hice el curso de observación de aves. Luego ingresé en la Facultad para estudiar la Licenciatura en Gestión Ambiental”.

Campos realiza una intensa actividad, junto a otros vecinos, para concienciar y promover el cuidado del medio ambiente en el barrio. Hace nueve años, con el arquitecto Juan Carlos Perea, formó la Comisión de Ecología y Espacios Verdes del Barrio Cornelio de Saavedra y en 2006 rebautizaron a la agrupación como Vecinos de Saavedra por la Ecología. “Nuestro objetivo es mostrar la importancia de vivir en armonía con la naturaleza. Eso es algo que nos conviene a nosotros, porque si el ser humano desaparece de la tierra la naturaleza no se va a enterar. Es más, estaría agradecida. En cambio, el día que desaparezcan los insectos se acaba el mundo. De ellos depende todo”, reflexiona Campos.

-¿Qué actividades realizás con la agrupación?

-Hacemos varias. Junto con la Asociación Vecinos de Drago tenemos un programa de arbolado. El vecino que tenga su canterito vacío nos llama y nosotros lo asesoramos acerca de qué especie autóctona es recomendable plantar. Si está de acuerdo lo plantamos, le dejamos la ficha técnica y un cartelito identificatorio de la especie. Hasta hoy hemos plantado alrededor de 65 ejemplares.

-¿Cuántas horas le dedicás a estas actividades?

-La verdad, casi todo el día.

-También formaste un club de observadores de aves.

-Lo llamamos Taguató. Funciona básicamente en el Parque Sarmiento, pero también hemos ido a Agronomía y Vicente López. Es un hobby con ribetes científicos. Las aves son excelentes indicadoras de la salud del ambiente. El encontrar o no una determinada especie en un lugar te señala qué está pasando. Cuanto mayor es la cantidad de especies, mejor está la salud de ese ambiente.

-Ante estas afirmaciones, ¿cómo se encuentra el medio ambiente en nuestra zona?

-Está bastante bien. Hay pequeños parchecitos de plantas nativas que indican que por lo menos el medio ambiente se está regenerando. Esto es lo que los biólogos llaman neoecosistemas. El Parque Sarmiento es un ejemplo de eso. Encontramos 60 especies de aves. ¡Imaginate si el lago del Museo Saavedra estuviese en funcionamiento! Por eso es importante que el gobierno de Mauricio Macri no construya allí su comisaría: perderíamos un espacio natural muy importante.

Datos útiles
Vecinos de Saavedra por la Ecología
Reuniones: el 3º sábado de cada mes
en Av. Ricardo Balbín 4221 a las 15 hs.
vecinossaavedraecologia@yahoo.com.ar





 


 








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