A la memoria de Don Roberto Barreiro
Buenos Aires, Argentina /
 
Personajes


Francisco Scorpaniti y Antonio Spinelli


Lunfardo en Parque Chas


ParqueChasWeb entrevistó a dos vecinos de Parque Chas que comparten una misma pasión, el Tango y el Lunfardo. Francisco Scorpaniti es el creador de los Aforismos lunfardos y Antonio Spinelli a través de sus poesías, acrósticos y letras de tango. Ambos son miembros de la Asociación Tango al Mundo.



Por Fernando Belvedere


Francisco Scorpaniti vive en Parque Chas desde el año 1977, y lo que más le gusta del barrio son sus casitas, sus silencios y su gente, pero su lugar de nacimiento es Abasto donde vivió durante 35 años.
Vaya paradoja: Parque Chas y Abasto poseen una fuerte identidad barrial , pero ninguno de los dos han sido declarados barrios en forma oficial.

"De chico trabajé en el Mercado de Abasto porque mi Papá tenía allí un puesto de venta de frutas y un maduradero de bananas, ya que poseía plantaciones en Mendoza, además de un corralon de carros y Mateos", dice Francisco.

Según el diccionario, Aforismo es una palabra de origen griego (aphorizo, limitar) que quiere decir: "Máxima o sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en ciencias y artes". De niño, Scorpaniti empezó a coleccionar aforismos, los que recortaba de diarios y revistas. Más tarde empezó a escribir él sus propios aforismos, hasta que gracias a su hijo Fernando, quien le regaló el "Mataburro Lunfa" de María Rosa Vaccaro, comenzó a escribir aforismos lunfardos, conviertiéndose así en su creador.

"Hace 20 años me entrevisté con José Gobello, quien me recomendó el diccionario lunfardo de su autoría, también adquirí el Lexicon que es un libro que contiene 12.000 términos, voces populares y extranjeras cuyo autor fue el comisario Rodriguez y era una publicación exclusiva para personal policial. Tambíen compré "Porteñería" de Julián Centeya y un diccionario de argentinismos que data de 1911 y otros de regionalismos de las distintas provincias argentinas."

Para escribir hace falta leer mucho, nos dice Francisco Scorpaniti, quién publicó sus primer libro de aforismos lunfardos en 1997 bajo el título "Ufa a la Mufa! I" (Editorial Corregidor) con prólogo de José Gobello, al que le siguió Ufa a la Mufa! II (Dunken), publicado en el 2003 con prólogo de Horacio Ferrer.

Sus referentes fueron Séneca, Forchia y el argentino José Narosky, y los temas de sus aforismos surgen de la realidad y principalmente de leer mucho, repite una vez más Francisco.

Estos son algunos de sus Aforismos Lunfardos:

. Al pucho, chucho.
. De tanto desvestir giles quedó para vestir santos.
. Dejar el mando sin afanar un mango.
. Vivía cerca del laburo, pero estaba lejos de laburar.
. Por perejil le garpaban chaucha y palito.
. Por no tener percha, le colgaron la gayeta.
. ¿Hay cometa? No se meta.
. Por solfear tocó el pianito.
. Quien no juna más allá de sus narices vuela bajito como las perdices.
. El hambre en el mundo es algo que da calambre.
. Iba a los bifes: era carnicero.
. De tanto desvestir giles quedó para vestir santos.
. Si amamos, soñamos; si odiamos, sonamos.




Antonio Spinelli
es nacido y criado en Parque Chas. Su padre, de origen italiano, compró un terreno en el año 1927 seducido por la gran propaganda del martillero Gerónimo Grosso en la que se anunciaba "Barrio Parque Chas, Unico en Sudamérica". Eran terrenos baratos y en pocos minutos se podía llegar al centro de la ciudad tomando el tranvía Lacroze.
"Hice la primaria en la escuela de Ballivián y Donato Alvarez", nos cuenta Antonio, quien nació en el año 1935 frente a la plaza Dominguito Sarmiento, donde en la actualidad sigue viviendo. Spinelli recuerda que los días de lluvia todo era barro en Parque Chas, y había que llevar dos pares de zapatos (quien podía tenerlos): Uno para cruzar el pantano, y el otro para entrar al colegio.

Por aquel entonces en el barrio había tres casas por cuadra. Los juegos preferidos de los niños eran la mancha, la escondida, la biyarda y un juego muy arriesgado, recuerda Antonio: "Yo vivía enfrente de la plaza "Dominguito" y los que teníamos alma de aventureros nos trepábamos en los árboles con el objetivo de pasarse a otros árboles. Entonces había que subir hasta la punta para tomarse de la rama del otro árbol y así concretar la hazaña. Una vez un vecinito mío se cayó de arriba de todo, pero sólo tuvo algunos rasguños.

Recomendado por el maesto de séptimo grado, Antonio entró al Colegio Nacional Buenos Aires, dónde incentivado comenzó a escribir sus primeras líneas. A falta de "pinta", la poesía fue el arma de seducción que utilizó Antonio Spinelli para conquistar mujeres; o sea que, sus primeros escritos eran de tono sentimental, años más tarde comienza a escribirle al país, a la ciudad y a la sociedad. "Escuchaba letras de tango y consideraba que podía escribir letras mejores, por eso con la música de alguno de esos tangos componía letras mías. Hasta que un conocido mío me recomendó a Alberto Suarez Villanueva (autor y compositor de letras de tango junto Cadícamo), para que analizara mis composiciones. Para mi sorpresa y orgullo, cuando Suarez Villanueva terminó de leer mis letras de tango me elogió diciendome que como eran muy buenas, él les iba a poner música. Una de esas letras se llama "Cenicero de Bar"".

Mi contacto con el Lunfardo surge a partir de un concurso de poesía que organizó la Academia Nacional de Lunfardo que preside José Gobello y de la cual soy miembro desde hace cinco años. Para ese evento escribí un arcróstico a la Academia, el que Gobello tiene colgado en su oficina.

Estos son algunas de letras escritas por Antonio Spinelli.


CENICERO DE BAR - (Tango)
Letra: Antonio Alfredo Spinelli

(I)
Corazón descolorido
y con alma de metal,
sus "puchos" que fueron vida
son mil cosas que se dan

Dame un cortado caliente!,
(y una hembra a quien amar),
sintió fuego en sus entrañas
pero lo oyó murmurar.

(II)
Un filtro muerde cenizas
entre labios que al marcar
con "rouge" (rush) sus bordes de esponja
buscan la felicidad.

Deseo en pétalos grises
acarician el final,
sensuales ondas silentes
penetran la intimidad.

(I)
Soledad,"chamuyo', pueblo,
ilusión y realidad,
su hueco acuña la vida
y es fuente de la amistad.

Entre el humo agonizante
de un tabaco sin quemar
hay una llama escondida:
LA HISTORIA DE MI CIUDAD.

LUNFARDO EVOLUCION
( de "fuiste" a "soy")
Autor:Antonio Spinelli

Entre siglos, eclipse con albor ,
desde el argot, caló y cocoliche,
taita junaste pedigré y espiche,
abrochaste LUNFARDO con amor

El veinte vio el remanye y tu valor
acunado en la yeca y el boliche,
el compadrito te bocina de chiche
y la city vivió tu aurora en flor

El hoy-sol relojea tu destello,
fileteaste en luz hasta a las minas,
diste alce a sabias curvas y a sus mentes

De ayer a hoy LUNFARDO fuiste un sello,
apestillaste con nivel a las rutinas
y tu guai embaló bochos sapientes.



Francisco Scorpaniti es escritor, miembro del Círculo de Poetas Lunfardos; miembro Protector de la Academia Porteña del Lunfardo; Instructor de Historia del Tango y
Tango-Danza.

PROLOGO A ! UFA LA MUFA!! I
Por José Gobello

El lunfardo es esencialmente un vocabulario lúdico, una imitación festiva del habla ajena. El compadrito oye y repite a su manera, se apropia de las palabras, las deforma, las vacía de su significado para llenarlas con otro distinto, las mutila, las injerta, las pone patas arriba. Por supuesto, cuando decía dar la biaba en lugar de dar una tunda, o apoliyar en lugar de dormir, no estaba usando una jerga críptica ni dragoneaba de esotérico.

Simplemente se divertía. Cómo ha de haberse divertido Francisco Scorpaniti cuando escribió, por ejemplo, "No se remanga quien tira la manga" o "Al pucho, chucho", o eróticamente, "Al bulín, budín". Scorpaniti es un viejo devoto del aforismo, esa sentencia que debería ser, según los hombres sabios, una frase breve, en que se resume en pocas palabras un conocimiento esencial, pero tantísimas veces no pasa de pirueta del ingenio. El autor, hombre de modestia impar, ha prescindido de ese nombre solemne y ha preferido llamar a estas lindas humoradas, epigramas, es decir dichos breves, agudos y satíricos, o retruécanos, que son una suerte de malabarismo en el que las clavas fueran reemplazadas por vocablos (si el verse es poner las palabras patas arriba, el retruécano es hacer lo análogo con las frases).

Algunas condiciones básicas ha debido acreditar Scorpaniti para acometer este jovial emprendimiento: buen conocimiento del lunfardo, ingenio creativo, copiosa lectura de los mÁs célebres autores de proverbios y aforismos (su biblioteca sobre esta cuestión es impresionante) y cierta propensión a ver el esguince solfeable (o sea que puede tomarse en solfa) de la vida. Y además cierta capacidad para la ironía sutil que ‚l disimula agazapándose detrás de eso que con socorrido anglicismo llamamos ahora perfil bajo. Sin un temperamento irónico no habría podido escribir "Puso la miyonaria y se fundió"; "Si amamos, soñamos; si odiamos, sonamos"; "Estrilo: falta de estilo"; "A medias no somos ni medio". El lunfardo, o el hablar lunfardesco, se ha hecho presente muy pronto en el teatro, en el tango, en la poesía, en el costumbrismo, en el periodismo, en el cinematógrafo, en tantísimas expresiones que conforman la que he dado en llamar cultura lunfarda.

Francisco Scorpaniti ensancha su ámbito; conquistándole, en efecto, el territorio del aforismo, un género literario muy adecuado sin duda para estos tiempos tan mezquinos de tiempo; cuando, para decirlo en verso tanguero, es menester vivir de prepo y dormir apurao. Yo no titubeo al decir que Scorpaniti es un benemérito del lunfardo.




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