A la memoria de Don Roberto Barreiro
Buenos Aires, Argentina /
 
Testimonios

"Que 102 años no son nada..."

ParqueChasweb visitó en su casa de Agronomía a la Sra. María Pizzul de Russian, cuyo privilegio es haber llegado a los 102 años de edad, de los cuales 80 los vivió en el barrio. Nacida en 1901 junto al siglo XX, llegó a la Argentina en el año 1923 escapando del hambre europeo junto a su familia. Gracias a su lucidez pudimos conocer a través de sus recuerdos cómo era Agronomía en los años '20.

Por Fernando Belvedere

María Pizzul nació en Mossa, Italia, el 10 de octubre de 1901, súbdita del Imperio Austro-Húngaro del Emperador Francisco José.
Testigo privilegiada de la totalidad del siglo XX, vió nacer el fonógrafo, la radio, la heladera (con barra de hielo y luego a electricidad), el timbre, el gas natural, los colectivos, los aviones, la televisión con la cual vio llegar a el hombre a la luna y ahora el celular e Internet.
Vió desaparecer el tranvía "Lacroze" que llegaba hasta el barrio, y le tocó sufrir en carne propia la Primera Guerra mundial y enterarse luego desde Argentina de la segunda, con el Holocausto y la Bomba Atómica arrojadas en Hiroshima y Nagasaki, hechos que sin ninguna duda ponían en duda la evolución del hombre.

Finalizada la primera guerra mundial, María se casa en 1920 con Eugenio Russian y producto de ese matrimonio nacen Alda y Paolino, quienes les dieron 8 nietos y un sin fin de bisnietos.
En el año 1923 llegan a la Argentina corridos por el hambre y la falta de trabajo en Italia. Sus hijos tenían entonces 2 y 3 años, y eso fue un problema porque nadie les daba alojamiento a causa de los niños. Entonces fueron a parar a un conventillo del barrio Chacarita, donde la lucidez de María le permite recordar que vivieron en una pieza de 3,50 x 4 metros: -"En aquel conventillo había muchas habitaciones y estaba lleno de niños, por eso pudimos instalarnos allí. Hasta que con mis hermanos compramos un terreno con una casilla de madera detrás de la Agronomía. Dónde nosotros estamos ahora, en aquel entonces era una gran quinta. La gente trabajaba sábados y domingos para hacerse las casitas. Los fines de semana sacábamos las camas a la calle para poder revocar las habitaciones. Y de lunes a viernes se seguía trabajando cada uno en su oficio, como mi esposo que era herrero. Al principio fue muy duro, por suerte había trabajo. De Italia trajimos nada más que algunos muebles y algo de ropa. Pero nos encontramos con gente muy buena que nos ayudó con las necesidades básicas".

Por aquellos años de la década del '20, se veía y se oía el chirrido del tranvía que pasaba por Avenida Triunvirato. Lo que hoy es Parque Chas, en aquel entonces era un gran terreno dónde sobresalía vertical la chimenea del horno de ladrillos. Paolino, el hijo de María Pizzul se acuerda de los caballos que pisoteaban la mezcla de paja y bosta que se utilizaba para la fabricación de los ladrillos.

Llevar a sus hijos a la escuela (la de Juramento y Ceretti) los días de lluvia era toda una aventura para María, ya que la zona se inundaba, y para que no se ensuciaran los gurdapolvos los cargaba en brazos, pero antes debían cruzar el pantano de La Pampa y Constituyentes a través de un puente giratorio que existía en aquella esquina. María nos recuerda lo tortuoso que eran los mosquitos que había en la zona, "para poder dormir las camas estaban cubiertas de tul, ya que todavía no se conocía el espiral".

De los vendedores ambulantes nos recuerda que el pescado fresco se le compraba al pescador que pasaba por las casas, la verdura se le compraba al señor que pasaba con un carrito que vendía lo que se cosechaba en algunas de las tantas quintas de la zona, y con un carro tirado a caballos pasaba el mimbrero. Otro personaje famoso era el "Turco" que vendía telas y ropa las que llevaba en dos grandes canastas. María recuerda que como no había luz "pasaba el hombre cargando una escalera en su espalda para subirse y poder encender los faroles a gas que había en las calles" .
El vino se hacía en la casa (la costumbre la trajeron de Italia), y las uvas las iban a buscar en tranvía al Mercado del Abasto.
La polenta se hacía en ollas de cobre que todavía conservan, y como no existía la cocina a gas, la hacían a la leña.

El tranvía 5, al que llamaban "el sapo verde", tenía una parada en la Agronomía y los llevaba al centro. Paolino nos habla entonces del "Boleto Obrero": - "Por el año treinta el tranvía cobraba 10 centavos la ida y 10 centavos la vuelta. Pero a los obreros que lo tomaban antes de las 7 de la mañana, le expendían un boleto para ir y volver por un valor de 10 centavos."

Donde hoy está la Parroquia San José del Talar (hoy Desatanudos), había también un convento de monjas de la Congregación de las Carmelitas Descalzas: " y era verdad, se las veía caminar por el barrio sin calzado !", recuerda Paolino.
No había misa todos los días, el sacerdote que las atendía no vivía en la Parroquia, venía de afuera.

María Pizzul enviudó en el año 1968, y en la actualidad está al tanto de lo que pasa en el país y el mundo ya que escucha radio con auriculares. Cuando cumplió los 100 años viajo en avión a Italia, donde en su pueblo natal la agasajaron con una gran fiesta.
Según un estudio científico una de cada 10.000 personas llega a cumplir un siglo de vida, y María Pizzul ya los pasó. Para quien escribe esta nota fue un privilegio y una emoción estar frente a ella y admirar su sorprendente lucidez, una historia viva.
Antes de irnos nos pidió que trabajemos duro por Argentina, país que la albergó y que la salvó del hambre.

En el año del centenario del Barrio Agronomía; ParqueChasWeb realizó esta nota persiguiendo su objetivo permanente de rescatar el Patrimonio histórico del barrio, y desde ahora esta crónica formará parte de el.


María Pizzul se mantiene bien informada,
escuchando su radio con auriculares

2000-2004© Registro de la Propiedad Intelectual Nº Exp. 295108
Todos los derechos reservados-diseño y webmaster: Fernando Belvedere